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RLCS, Revista Latina de Comunicación Social 64 - 2009 |
Edita: LAboratorio de Tecnologías de la Información y
Nuevos Análisis de Comunicación Social |
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Commons Identidad editorial en la prensa nacional española: interrelación con la agenda mediática Dr. Teodoro León Gross (C.V.) Profesor del Departamento de Periodismo de la Universidad de Málaga (España) - teo@uma.es Dra. Elena Blanco Castilla (C.V.) Profesora del Departamento de Periodismo de la Universidad de Málaga (España) - castilla@uma.es Resumen: La definición de la identidad de la prensa nacional requiere la evaluación de la sección editorial y, como se aborda aquí a partir de una metodología cuantitativa, la vinculación de ésta con los contenidos informativos. El análisis constata que existe una fuerte relación (4 de cada 5 editoriales conectan con una información del día) y además con relieve al deducirse porcentajes significativos de esa información de referencia en portada o primera página de sección, así como coberturas de tamaño considerable con promedios superiores a dos páginas. Este fenómeno apunta a una atenuación del modelo doctrinal de prensa. Abstract: The definition of national press identity requires both an evaluation of newspaper editorials and, as it is approached here, an estimation of how often editorials are linked directly with the information content. The analysis shows that there is a close connection, as 4 out of 5 editorials are related to a piece of daily news in a particularly relevant way, and this appears mainly in either newspaper front pages or in each newspaper section, or covering topics or themes extending over a minimum of 2 pages. Our analysis clearly shows a weakening of the press doctrinal model nowadays. Keywords: press; reference press; editorial page; information: agenda setting. Sumario: 1. Introducción. 2. Autorretrato explícito. 3. Metodología y fases. 4. Primera fase. Características formales y temáticas. 5. Segunda fase. Interrelación con la actualidad. 6. Conclusiones. 7. Referencias bibliográficas. Textos en inglés supervisados por Enrique Lavin (profesor de Inglés 1. Introducción La sección editorial ha venido siendo unánimemente considerada un elemento de fuerte centralidad para la prensa de referencia –y no ha dejado de ser así (Armentia y Caminos, 2003)– sobre todo a partir de los trabajos polietápicos de John Merrill bajo el denominador de ‘la prensa de elite’. Por el contrario, el modelo popular de la prensa ha rebajado constantemente su relieve, apostando por glosas o ‘sueltos’ de menor desarrollo deliberativo, o incluso eliminándolo de la estructura discursiva, como ha puesto recientemente en práctica el diario español Público de aparición en el último cuatrimestre de 2007. La identidad es un factor clave en los diarios de inducción rectora (Díaz Nosty, 1996) y la excelencia editorial apunta exactamente a modular ésta. Aun cuando la radiografía temática de un periódico prevalezca en la configuración sustancial del modelo y resulte más significativa para definir las líneas claves con las que cada diario orienta sus estrategias para establecer un perfil del lector y focalizar sus señas de identidad primaria, también la sección editorial tiene un impacto relevante definiendo la ideología y las jerarquías de cada cabecera, poniendo en evidencia su nivel de tolerancia y exponiéndose ante sus lectores con los riesgos de tomar partido. Y si bien se trata de una sección con indicadores bajos de lectura en los estudios internos de las empresas, ese prestigio tradicional todavía le confiere una proyección significativa. Así, frecuentemente otros medios, sobre todo audiovisuales, citan los editoriales de la prensa de referencia, aquí claramente definida en esa función referencial (Imbert-Beneyto, 1986). No obstante, a diferencia de Estados Unidos, donde se conserva esa fuerte capacidad referencial y un efecto altavoz muy notable, el fenómeno en buena medida ha perdido intensidad en Europa, y sobre todo en los países latinos, donde las firmas de los columnistas se ha impuesto al texto institucional del editor, y la sección de opinión se ha orientado más a las ‘estrellas’ del columnismo según la lógica del periodismo reciente que previsiblemente tenderá a acentuarse (Cantavella, 1999). 2. Autorretrato explícito El conocimiento de la sección editorial, en definitiva, resulta relevante porque constituye un autorretrato abierto al público; soporte explícito del ‘ethos’ singular del diario implícito en las páginas informativas (Gil González, 2007). Por este motivo, aunque académicamente aún pueda ser objeto de ese cierto desdén al uso durante décadas bajo el prejuicio de la opinión periodística como un plano complementario pero alejado del eje del periodismo mismo (Benavides y Quintero, 2004) la percepción de la centralidad del editorial no decae. No obstante, hay matices. Mientras la evolución de la sección de Opinión tiende al crecimiento (Casals Carro, 2004), el editorial, que debe ser considerado como un género vinculado a la evolución de esta sección, más bien decrece o permanece igual. El País acaba de evolucionar de dos tercios de página al estándar nacional, renunciando a un 20 por ciento de la superficie anterior para editorializar. Así pues, el centro de gravedad en la sección parece definitivamente desplazado a los artículos con firma y las soluciones más populares como las viñetas (Blanco Castilla, 2007), frases del día o los sueltos, alejándose de los largos textos editoriales focalizados en los asuntos más relevantes de la realidad, con particular atención a la agenda Internacional y a los asuntos que afectan a la salud de la democracia y a los derechos humanos, planteados por un Comité Editorial competente, retóricamente abiertos y redactados con solvencia. Ese editorial clásico ya apenas existe, o sencillamente subsiste. De hecho incluso la editorialización no ha sido refractaria a las formas dominantes en los nuevos periodismos. Ya se ha insistido en la pérdida de su retórica pesada tradicional, con una creciente ‘desinstitucionalización’ y un carácter más deliberativo aun sin llegar a desnaturalizarse, más abierto, con tendencia a una normalización expresiva (Hernando Cuadrado, 2001), naturalmente en función de la personalidad de cada medio (Fernández Barrero, 2001) pero incluso desde los casos particulares más próximos al modelo exigente según la fórmula de John Merill como El País (Moreno Espinosa, 2002). No obstante, el editorial mantiene parte de su antiguo prestigio y es además, con seguridad, el género más estable del periodismo, desde luego el más homogéneo en las sistematizaciones tradicionales (Martínez Albertos, 1974 y 1993; Gomis, 1989; Casasús, 1991; Núñez Ladeveze, 1995) incluso en las nuevas formulaciones siempre como texto reopinión con autoría institucional (Sánchez y López Pan, 1998). Es más, el editorial conserva su peso como un punto de referencia, lo que le convierte en un espejo privilegiado para indagar en la identidad de los grandes medios y en algunas tendencias del sistema. 3. Metodología y fases El método de investigación con el que se ha desarrollado el proyecto, en sus dos fases completadas, es el análisis de contenido; entendiendo que la observación de las pautas de actuación sistematizadas en los medios conviene abordarlas con esta técnica para evacuar datos rigurosos que, una vez sometidos al análisis estadístico, generen “inferencias reproducibles y válidas que puedan aplicarse a su contexto”, según la definición clásica de Klaus Krippendorff (1990:28). Para ello se utilizó una muestra amplia, que avalase la representatividad de los indicadores, durante seis semanas de 2006 tomadas de seis meses consecutivos con variaciones en el calendario (Enero: 25-31. Febrero: 1-7. Marzo: 7-13. Abril: 18-24.Mayo: 25-31. Junio: 1-7). En la segunda fase, de 2008, con el objetivo de describir la relación existente entre el tema del editorial y el temario informativo de la actualidad en el mismo medio, consideramos que debía mantenerse el mismo corpus con el objetivo de mantener la linealidad entre las conclusiones que debían resultar reveladoras bajo otro axioma de esta metodología: el examen de los textos no sólo depara el conocimiento sobre su significado sino que también proporciona información al respecto de su modo de producción, o como concreta Laurence Bardin (1996: 32), “las condiciones de producción/recepción (contexto social) de estos mensajes”. Las dos primeras fases se integran en las líneas de investigación del proyecto de I+D del Ministerio de Educación y Ciencia de España (SEJ 2006-141561) titulado “Nuevos escenarios en la investigación aplicada al estudio del sistema de medios”, bajo el cual se continuará esta orientación académica. 4. Primera fase. Características formales y temáticas En la primera fase de esta aproximación a la sección editorial en la prensa española (León Gross, 2006) se planteó un análisis de contenido de amplio espectro, sobre una muestra realmente significativa, para fijar la identidad de la misma. Esa primera fase se planteaba identificar las características formales externas –ubicación, tamaño, promedio de textos diarios- y determinar asimismo la radiografía temática y la tipología según la actitud del emisor.
Tras este análisis, centrado en la sección editorial, agenda temática, el planteamiento y el tono de los textos; el objetivo del segundo plano de análisis no debía limitarse a la sección en sí misma, sino a evaluar la relación existente entre esos textos concebidos como pantalla ideológica institucional del medio y las páginas de información del diario, a partir de la hipótesis: ¿Hay una autonomía de la sección editorial en el discurso global del diario? Y si es un texto no ya coherente sino imbricado con el discurso global, ¿hasta qué grado es así? 5. Segunda fase. Interrelación con la información de actualidad La segunda etapa de la investigación se proyecta, así pues, con el objetivo de evaluar el grado de interrelación existente entre la sección editorial y las páginas de información del periódico; sobre la hipótesis teórica de que ésta debería alcanzar registros significativos en diarios de perfil doctrinal bajo, donde la función básica de la información general de actualidad se vea correspondida con una toma de posición institucional del diario ante aquellos ítems más relevantes, para orientar al lector. Parece lógico que ese modelo de editoriales conectados con la información se anteponga a los textos de tesis, generados no por un hecho del presente con relieve informativo sino por una motivación dogmática. Para evitar desequilibrios en las conclusiones sobre contenidos, en esta segunda se ha retornado a la misma muestra de la primera fase. Como se constata en el cuadro 4, la relación entre los contenidos de la página editorial y los contenidos informativos evidencian efectivamente registros de notoria intensidad. Siendo generalizadamente elevados, resultan no obstante desiguales: entre el 96,3 por ciento de editoriales en El Mundo con correspondencia informativa en el interior –que supone, en definitiva, casi la totalidad- y, a considerable distancia, el registro de El País del 63,9 por ciento. Algo más homogéneos son los valores de Abc, La Vanguardia y la Razón, en el gap del 75/85 por ciento.
*Se trata del porcentaje de textos de impar o par con más de una página. Estos indicadores que apuntan a una elevada motivación informativa de la sección editorial se complementan con otros datos igualmente reveladores. Un 50 por ciento de los editoriales no sólo están vinculados a una cobertura informativa de la agenda del día, sino, de hecho, al tema principal ubicado en la portadilla. Por debajo de ese rasero medio quedan los registros de Abc (45,2 por ciento) y El País, coherentemente con su menor motivación informativa (38,6); por el contrario, sobre esa cota, La Vanguardia y La Razón, pero sobre todo El Mundo (60,5 por ciento). Cabe inferir, ante los datos del cuadro 5 y del análisis anterior, que esa relación de los editoriales y la información está asociada especialmente a la información de política nacional. En El Mundo, Abc y La Razón, más de la mitad de los textos informativos de referencia para el editorial tienen esa procedencia; de modo que parece constatable que la mayor apuesta informativa por la política nacional se complementa con una proyección editorial más intensa. Por el contrario, El País muestra una agenda editorial menos polarizada, con ligera ventaja para el temario nutrido desde la sección informativa de Internacional, y sobre todo La Vanguardia, donde la mitad del temario editorial procede de Internacional y Sociedad a partes iguales. Los escasos editoriales nutridos por las páginas deportivas muestran un mayor equilibrio en el espectro de títulos que los emanados de la sección de Cultura, sin proyección siquiera en El País y El Mundo, mínima en La Vanguardia, discreta en Abc, y algo más significativa en la Razón (4,4). En cualquier caso, el mayor relieve en la relación editorialización/información se corresponde con la sección de Nacional, no sólo por cuanto ésta representa el primer nutriente, sino porque, en definitiva, a mayor vinculación con esta sección, más relación hay entre las páginas editoriales y las páginas informativas.
Al evaluar la jerarquización, se ha enfocado asimismo la ubicación en página impar/par de la cobertura informativa de referencia, con unos resultados que a primera vista pueden sugerir cierta falta de relieve al comprobar que las informaciones tratadas editorialmente se encuentran en página par de manera preponderante. Con excepción de La Vanguardia, con un 67,9 por ciento en impar, la preeminencia de la página izquierda de menor visibilidad es considerable, incluso por encima del 80 por ciento en Abc y El Mundo. Conviene, sin embargo, relativizar esos registros. A continuación, en el análisis se medía el volumen de esas coberturas informativas de referencia, y esto permitía constatar que la mayoría de esas referencias en par se extienden a lo largo de dos o más páginas. Esto es, lejos de tratarse de un indicador negativo, se trata de una compaginación utilizada para imprimir mayor relieve mediante el efecto de doble página que aún puede extenderse más allá. Así, en El Mundo y Abc, que superan el 80 por ciento de textos de referencia para la sección editorial ubicados en par, en más de dos tercios de esos casos prolongan tal cobertura al menos con una doble página –respectivamente en un 71,9 y un 69,2 por ciento– y asimismo es mayoritario el fenómeno en La Razón, con un 63,6 por ciento de informaciones de referencia con más de una página, y El País, con el 55,1 por ciento. En el cuadro 6, de hecho, se pone de relieve la dimensión de las informaciones que sirven de referencia para elaborar la sección editorial. El promedio de esas coberturas oscila entre dos páginas en El País y casi tres en Abc, diferencia que cabe atribuir al tamaño de página de éste. En esa franja, La Razón está más cerca del primero y El Mundo y La Vanguardia en torno a dos páginas y media como promedio. De hecho, sólo en El País ocurre que hasta la mitad de las informaciones motivadoras de editoriales se limiten a una extensión de una sola página (53,3 por ciento); en los restantes diarios eso ocurre en apenas un tercio del total –incluso algo menos en Abc (31,6), y algo más en El Mundo (35,3), La Vanguardia (36,6) y sobre todo La Razón (41,7)– lo que en definitiva supone que dos tercios de los referentes informativos para los editoriales cuentan con una extensión mayor a una página. En la tabla se pone de manifiesto, asimismo, que hay coberturas de referencia con tamaños considerables, certificando que la sección editorial se nutre efectivamente de los asuntos informativos relevantes: un 14,8 por ciento con tres páginas en El Mundo o con cuatro en La Vanguardia, y un 19,1 por ciento con cinco o más páginas en Abc, dato éste considerable aunque su tamaño de página propicie, en buena lógica, tratamientos más extensos.
Otro dato complementario, e igualmente relevante, para identificar la fortaleza de la sección editorial a partir del temario informativo de peso, se localiza en el mismo cuadro 6: incluso cuando se trata de coberturas de una página, en la mayoría de casos se trata de noticias con una dimensión destacada, superando el rasero de tres cuartas partes de esos textos con un tamaño de cinco o cuatro columnas. En ese rasero oscilan El Mundo, El País y La Razón, y más allá se elevan los indicadores de La Vanguardia, con un 84 por ciento, y Abc –aunque en este caso se trata, por su formato, de cuatro o tres- con un 85,1 por ciento. Esos indicadores reveladores y notoriamente significativos del relieve informativo en que se sustentan los contenidos de la página editorial se constatan asimismo en el cuadro 7, en el que se explora esa relación respecto a la primera página, realmente la lente de aumento que utiliza el diario para proyectar aquellos ítems del temario a los que atribuye mayor importancia y atractivo periodístico. Y este plano confirma las apreciaciones anteriores, e incluso en buena medida matiza al alza las mismas ya que los indicadores de editoriales con referentes en primera página resultan ciertamente elevados. De hecho, el promedio supera el 50 por ciento, y sólo en La Vanguardia se sitúa su registro por debajo de la mitad de editoriales con su texto informativo de referencia llevado a primera página (47 por ciento), en tanto que El Mundo, por el contrario, se eleva considerablemente hasta un destacado 81,5 por ciento, lo que supone que al menos cuatro de cada cinco editoriales tiene tratamiento informativo en primera. Este dato podría matizarse a tenor de la evaluación de las dimensiones de los textos de primera, toda vez que en El Mundo a menudo se trata de textos de escala menor, con dos o una columna e incluso apenas como sumario de llamada, puesto que esas medidas corresponden en los registros de este diario al 57,5 por ciento de los textos de referencia; pero esa presunción se desmiente al comprobar que esto se da con mayor intensidad en El País, donde representan el 73,8 por ciento. En cambio, los textos de dimensión mayor, con cinco/cuatro columnas, predominan en La Razón (64,3 por ciento) y La Vanguardia (53,2) así como Abc con cuatro/tres (60 por ciento).
Probablemente estas inclinaciones desiguales reflejan modelos diferentes de diseño de la primera página, inducido parcialmente por los formatos, antes que criterios periodísticos dispares. En ningún caso cuestionan la valoración general de la relevancia también en primera página de las informaciones de referencia para la editorialización; valoración que de hecho se refuerza con el campo del análisis dedicado a la fotografía. Un porcentaje muy considerable de esas coberturas en primera página está además ilustrado (cuadro7) –al menos una de cada cuatro en La Vanguardia (28 por ciento), El Mundo (27,2) y La Razón (25,0); una de cada cinco en Abc (21,1) y algo menos ya en El País (14,3)– y además con formatos de relieve considerable en general aunque siempre según sus diseños característicos: en La Razón, el 75 por ciento a cuatro o cinco columnas; en Abc, el 60 por ciento a cuatro o tres; en El Mundo, el 77,3 por ciento a tres columnas; en El País y La Vanguardia, más de un tercio a cuatro o cinco, aunque en este último periódico destaca la frecuencia asimismo de imágenes a una columna. 6. Conclusiones 1.- Existe una fuerte interrelación, en la prensa nacional, entre la sección editorial y los contenidos informativos. El promedio de editoriales conectados con una información del día es del 80,1 por ciento, esto es, cuatro de cada cinco editoriales. 2.- La interrelación elevada se extiende a todos los diarios de la prensa nacional, aunque con diferencias apreciables en sus indicadores: así, El Mundo presenta el registro de mayor intensidad, con un 96,3 por ciento, frisando la totalidad de editoriales conectados a una cobertura informativa; por el contrario, en El País representan un 63,9, lo que significa que un tercio de sus editoriales tienen una motivación informativa no de estricta actualidad del día o una motivación ideológica. 3. La sección de Nacional es el principal nutriente informativo de actualidad para la sección editorial. En El Mundo, Abc y la Razón aporta más de la mitad de sus editoriales. Puede establecerse, así pues, una cierta relación entre este fenómeno y la llamada ‘prensa de opinión’. 4.- La interrelación de la información con la editorialización revela, además, que los temas informativos proyectados a esta sección se caracterizan por una relevancia considerable. Así, el tema del 57 por ciento de los editoriales de la prensa nacional está reflejado informativamente en primera página. 5.- El relieve de los temas informativos en primera página es desigual: los grandes tamaños prevalecen en La Vanguardia, La Razón y Abc, no así en El Mundo y El País. Y en algo más del 23 por ciento de los ítems en primera página, éste se ilustra con una fotografía. 6.- La relevancia de las referencias informativas de los editoriales se manifiestan asimismo en otros valores de jerarquización en las páginas interiores: así, el 50 por ciento de los temas informativos que motivan un editorial están ubicados en portadilla, primera página de una sección. En El Mundo alcanzan el 60 por ciento, y sólo El País se aleja del rasero del 50 por ciento hasta un 38,6 por ciento. 7.- El tamaño de la cobertura informativa de referencia para el editorial actúa asimismo como indicador significativo: el promedio se sitúa entre dos páginas en El País y casi tres en Abc. El País es, además, el único diario en que algo más del cincuenta por ciento no supera la extensión de una página. 8.- El predominio de Nacional como sección de referencia para la editorialización supone que ésta duplique el impacto de Internacional (22,2 como promedio en la prensa nacional) y de Sociedad (20,4). Economía presenta un relevancia modesta (7,3) y sobre todo Cultura (1,7) inferior incluso a Deportes (2,4). 9.- La sección de Internacional, considerada una seña de identidad de la prensa de referencia por la lógica de agenda y por su vocación de cosmopolitismo frente a las impregnaciones del nacionalismo, sólo es la principal sección afluente de contenidos de editoriales en El País. En La Vanguardia, la distancia de Internacional respecto a Nacional es de once puntos porcentuales; ese gap se amplía en el resto de la prensa de Madrid por encima de treinta (El Mundo y Abc) e incluso de cuarenta puntos (La Razón). 7. Referencias bibliográficas Armentia Vizuete, J. I. y Caminos Marcet, J.M. (2003): Fundamentos del periodismo impreso. Barcelona: Ariel. Bardin, Laurence (1996): Análisis de contenido. 2ª, Akal. Bastenier, M. Á. (2001): El blanco móvil. Curso de periodismo. Madrid: Santillana. Benavides Ledesma, J.L; Quintero Herrera, C. (2004): Escribir en prensa. 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