![]() |
Revista Latina de Comunicación Social 20 agosto de 1999 |
Edita: LAboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis de Comunicación Social |
¿Instituciones públicas y/o privadas? El lugar de la investigación crítica argentina de la comunicación en los años 2000 (5.529 palabras - 13 páginas) Dra. Paulina B. Emanuelli © Profesora de la Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) La investigación crítica de la comunicación en Argentina Hablar de investigación crítica de la comunicación en Argentina, al igual que en los otros países de la región, implica ubicarse en un lugar y una posición contestataria frente a la sociedad y cultura actual. Es hablar de un campo cuyas condiciones de producción se han visto sumamente afectados por los quiebres político institucionales que se han sucedido en el país. Desde mediados de los sesenta una vanguardia de inspiración franktfurtiana comenzó a emerger en todas las ciencias sociales. Un movimiento intelectual que, sin duda, se encontraba imbuido del espíritu de la época. Recordemos al acontecimiento político más inspirador de los aires revolucionarios en Latinoamérica: la revolución cubana de 1959. Desde entonces, el pensamiento revolucionario se expandió con fuerza en toda la región. En el campo de la comunicación y conectados con esta ebullición política, se produjeron varios acontecimientos que marcaron el campo en toda Latinoamérica. La llegada al poder de la izquierda o nacionalistas en condiciones de legislar e intervenir en los medios masivos hizo necesario conocer distintos aspectos para poder generar propuestas de acción viables. Acompañando esta realidad contextual, en el campo teórico - práctico, se produjeron distintos desplazamientos y transformaciones importantes. Recordemos, por ejemplo, cómo la llegada de Salvador Allende al gobierno de Chile (1) hizo necesaria una revisión sobre las responsabilidades de los medios de comunicación y la producción de mensajes. En Perú, el gobierno militar de Velazco Alvarado, como parte del Plan Inca (2) puso en evidencia la relación de poder comunicacional con el poder político y económico. En Brasil, Paulo Freire (3) con sus trabajos en educación popular deja al descubierto, junto a la teoría de la dependencia, la dureza del proceso de dominación social: la verticalidad comunicacional y la ausencia de diálogo que lleva a la exclusión de grandes sectores sociales en todo el continente. Una exclusión que está relacionada a la dominación que sufre el pueblo y permite la expansión de los países capitalistas a instancias del subdesarrollo de países mas pobres. El dinamismo político e ideológico imperante en el mundo entero y por ende en América Latina, constituyeron el marco y fermento de una vanguardia intelectual de izquierda. La CIESPAL (4) misma realiza una firme autocrítica sobre su propia evolución y las perspectivas de la investigación en la región produciendo un giro de ciento ochenta grados en sus propuestas. El primer paso fue el reconocimiento de la dependencia teórico-metodológica y la necesidad de realizar búsquedas propias en la región. En Argentina, la situación no era diferente a la otros países latinoamericanos. En la década del sesenta y en medio de un creciente proceso de industrialización, las fuerzas populares se vigorizaron y las movilizaciones adquirieron un carácter multitudinario. A finales de los sesenta, el poder de los sindicatos se hacía sentir. La rebelión obrero estudiantil de 1969 llamada "Cordobazo" (5) puso en apuro al régimen militar de J. Carlos Onganía (1966 - 70), quien finalmente debió renunciar. Eran tiempos donde el fortalecimiento del proletariado, los indicios de lucha de clase, acercaban el sueño de la toma del poder por parte de la clase obrera. Frente a la presión popular, el gobierno de facto debió llamar a elecciones democráticas en 1973. Con la vuelta a la democracia del gobierno de Juan Domingo Perón, quién había sido proscripto, en 1973 se vivieron momentos esperanzadores para la izquierda aunque sólo serían una ilusión... Al respecto, Sergio Caletti, quien había sido nombrado secretario de Prensa y Difusión de la provincia de Buenos Aires, plantea que "...si bien no estaba consagrado el tema de 'políticas nacionales de comunicación', estaban allí asomando..." (Sergio Caletti, 'Mapa nocturno': 1996, Pág. 115). El campo de la comunicación crítica, Argentina imbuida en este contexto, no quedó al margen de todo el movimiento latinoamericano"... En aquella época, fines de los sesenta y principios de los setenta, aparece fuertemente el fenómeno de las comunicaciones y sus problemáticas, la necesidad de analizarlas, de investigarlas pero en el marco de un tiempo tramado en lo político ideológico..." (Nicolás Casullo en 'Mapa nocturno': 1996, pág. 22). La problemática de comunicación fue abordada inicialmente por periodistas, escritores, ensayistas, sociólogos, cuadros políticos, intelectuales y fundamentalmente en ámbitos extrauniversitarios, aunque se incorporó a la universidad con el advenimiento de la democracia en 1973. El abordaje conceptual de esta nueva temática partió del rechazo a los legados funcionalistas norteamericanos predominantes y orientó la búsqueda en distintos sentidos. En los sesenta y setenta, la tríada ideología, poder y comunicación abordados desde una perspectiva semiótica, sociológica, pero fundamentalmente política y económica, constituyeron los ámbitos en los que se desarrolló la investigación crítica de la comunicación en Argentina. En esta época cambia el concepto de comunicación y se revisa el papel de los medios masivos en la sociedad. Los medios, dicho en palabras de la época, no son sólo transmisores de cultura o información sino 'aparatos ideológicos del estado' (6) que reproducen la ideología dominante para mantener la opresión de la clase obrera. En consecuencia y como reacción, medios y procesos de comunicación comenzaron a ser abordados pensando en permitir la participación -inclusión- de los sectores populares mayoritarios. Esta necesidad de participación se manifestó en varios espacios. Se organizaron distintas agrupaciones profesionales de periodistas y otros tipos de comunicadores y comunicadores sociales. Éstas estaban orientadas a la promoción y defensa de la participación como elemento esencial del derecho a informar y a estar informados. A nivel latinoamericano surgen la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) entre otras. Algunos de los estudios más importantes que se realizaron desde esta perspectiva crítica podrían agruparse en las siguientes líneas.
Todas las líneas antes mencionadas quedaron postergadas o los estudios fueron continuados en otros países a causa del golpe de estado conocido como "Proceso de reconstrucción nacional". Como consecuencia de la devastación producida por el golpe militar de 1976 (13), la investigación crítica en Argentina sufrió un deterioro significativo. Si bien en la década de los sesenta, el auge de las ideas modernas permitió enfrentar la dictaduras militares de Juan Carlos Onganía (1966/70), Roberto Levinstong (1970/71) y Alejandro Lanusse (1971/1973) y hasta enriquecer al peronismo de 1973, en 1976 se produce un quiebre irreversible. Aquella euforia general provocada por la movilización de los sectores obreros, sindicales y estudiantiles fue rápidamente aniquilada con la represión mas dura (14). Una represión que comenzó a sentirse en el último período del gobierno de Isabel Martínez, viuda de Perón, con fuerzas paramilitares de ultraderecha (AAA) y que se consolidó durante la dictadura militar (1976-1983). El terror gobernó sobre las instituciones, las personas, las ideas y los sueños. El campo intelectual fue especialmente acosado. Con esta realidad imperante aterradora y en medio de una supervivencia difícil, ¿cómo trabajar o pensar críticamente?. Los primeros años de la dictadura fueron para la investigación crítica en Argentina de total inmovilidad. Se produjo un distanciamiento de la temática, un repliegue en lo personal y familiar. Se buscó generar un espacio que permitiera reconstruir los esquemas de pensamiento y comprensión, pues eran estos a los que apuntaban destruir los métodos represivos. Hacia el final de la dictadura militar (15), 1982, desde algunos organismos privados comenzaron a reorganizarse espacios de discusión sobre la temática. En Buenos Aires, instituciones como CLACSO dirigida en ese momento por Francisco Delich, o CEDES, dirigida por Oscar Landi, constituyeron espacios de encuentro para varios investigadores del área que estaban en el país. Con la vuelta a la democracia, y poco a poco, los investigadores que estaban en el exterior comenzaron a volver. Los que estaban en pueblos del interior se acercaron a las grandes ciudades. El encuentro fue muy duro. Se habían vivido experiencias absolutamente distintas. Los que venían de afuera, si bien habían sufrido el desarraigo del exilio y el choque de la adecuación a culturas diferentes, habían seguido con sus trabajos, reflexiones y estudios. No transitaron encarcelamiento, ni persecución, ni siquiera el encapsulamiento o el terror. Los que se habían quedado querían salir de su ostracismo, pero no era fácil. La democracia y la recuperación de la libertad y de las instituciones constitucionales fueron el terreno propicio que permitió la reconstrucción y nuevo empuje en el campo intelectual. Nuevos ímpetus y aires renovados comenzaron a soplar en el campo. Los equipos de investigación empezaron a constituirse y a funcionar. Viejos temas postergados ocuparon la centralidad: comunicación educativa (16), popular, transnacionalización y políticas de comunicación. A mediados de los ochenta con la apertura democrática, la investigación crítica argentina iniciaba su participación en los debates y trabajos con el resto de los países latinoamericanos gracias a los esfuerzos personales de algunos investigadores e instituciones que los apoyaban. La comunicación cobró más y más relevancia, lo que repercutió en el desarrollo y creación de nuevos espacios de formación. A las Escuelas de Ciencias de la Información y Periodismo existentes en Argentina (de La Plata, San Juan y Córdoba, entre las más antiguas), se sumaron varias escuelas y áreas nuevas públicas y privadas. La comunicación se convirtió en la vedette de las Ciencias Sociales. Sin embargo, nada fue igual que antes. El mundo intelectual argentino se había transformado. Argentina y el mundo se estaban transformando, porque fundamentalmente las ideas estaban cambiando... Políticamente en la década de los ochenta, es cuando comienza el principio del fin de la utopía marxista. La desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la creación de la Comunidad de Estados Independientes (17) marca el cierre de un el ciclo en la historia humana. Esta crisis del marxismo en general tuvo en Latinoamérica y en Cuba una especial repercusión. Los movimientos de izquierda, debilitados, sufrieron un fuerte repliegue. Esta transformación del marxismo y la consecuente revisión de algunas de sus bases se siente también en el mundo de las ideas. Se revisan entonces los conceptos de ideología y hegemonía y se produce la incorporación del pensamiento de Antonio Gramsci trasladando a la dimensión cultural el espacio de lucha por la hegemonía. Se establece la importancia de la vida cotidiana en la construcción de ideología y consenso y se define un rol más activo del actor social -receptor- en el sostenimiento y construcción de esta hegemonía. En el campo del estructuralismo, se produce un desplazamiento importante. Se pone en tela de juicio el carácter inmanentista de los análisis y en consecuencia conceptos con que se venían manejando los análisis del mensaje y se plantea la necesidad de unir mensaje a contexto. De esta forma, las investigaciones se orientan a la búsqueda de aspectos extra e intertextuales de los procesos de significación que acercan el estudio del discurso al contexto y su historia. Queda claro entonces que desde una perspectiva u otra se establece un renovado interés por la relación de la comunicación y la cultura en la que se produce. En este período, es cuando comienzan a cobrar especial influencia los trabajos de Jesús Martín Barbero. Su propuesta implica desplazamientos que ubican lo comunicacional desde otra mirada (18). Esto significa ubicar el problema a otro nivel, ya no él de los medios, sino el de las mediaciones y los modelos culturales. Se dirige hacia las construcciones en el campo cultural que materializan identidades, que relacionan lo masivo y lo popular, a través de distintas mediaciones inscriptas en diferentes temporalidades y matrices culturales. De esta forma, la investigación crítica pasó de una etapa denuncista e ideologista con una marcada concepción instrumental de los medios masivos, a una etapa de estudio centrada en el campo cultural y las mediaciones intervinientes en los procesos de comunicación. Ya no sólo se habla de medios de comunicación como reproductores de ideología dominante o como instrumentos, sino como espacios de negociación en el campo cultural, donde la hegemonía se construye por consenso en una permanente interacción entre la clase fundamental y las clases subalternas y/o auxiliares. En esta negociación en el campo cultural, los receptores de las clases subalternas y/o auxiliares aceptan, resisten o rechazan es decir 'negocian' los contenidos hegemónicos que les proponen los medios. En los años noventa, el neoliberalismo con fuertes bases neoconservadoras empezó a instalarse. El modelo económico que cobró fuerzas proponía un estado reducido, que con el pretexto de disminuir el déficit fiscal dejaba el camino de las comunicaciones libre a las empresas multinacionales. Así, perdieron sentido las discusiones sobre políticas comunicativas y planificación de la comunicación estatal, pues los medios ya no pertenecerían al estado. Se había derrumbado la idea de un estado protector de los intereses públicos por no decir algo que ya sonaba absolutamente obsoleto 'los intereses de las mayorías desposeídas'. A esto se sumó el gran avance y penetración de las nuevas tecnologías que, curiosamente, están en poder de muchas de estas mismas empresas, y que afectaron directamente a los capitales nacionales (19), a la vez que acrecientan el abismo de las diferencias sociales. El concepto de transnacionalización fue quedando obsoleto, pues comenzó a concretarse el proceso de globalización... Pensar la investigación crítica en la Argentina del año 2000 Vivimos en una sociedad que en poco tiempo ha sufrido profundas transformaciones. La ausencia de trascendencia, consecuencia de la falta de ideales y la desacralización de la modernidad establecen su dominio en estos tiempos. En una sociedad en donde los valores de la modernidad están en jaque, los noventa han sido terreno fértil para la expansión y el auge de la lógica del mercado. Como resultado cada vez más se afianzan los estados nacionales reducidos cuya única responsabilidad es la de disminuir el gasto público con gremios y sindicatos desarticulados e inmovilizados. Se trata de naciones económica y culturalmente debilitadas y con desocupación en franco crecimiento, como es el caso de Argentina y la mayoría de países del mundo occidental actual. Éste es el contexto que enmarca la investigación crítica actual. ¿Cómo investigar y qué camino seguir en este contexto? La tarea no es fácil, pero aún así es más necesaria que nunca. En principio podrían considerarse dos grandes ámbitos a desarrollar: uno relativo a la reflexión teórica y metodológica sobre la investigación en comunicación y otro sobre propuestas y modos de intervención social. Sobre la reflexión teórica de la investigación de la comunicación cada vez hay más acuerdo en que dada la complejidad de los procesos comunicacionales, es esencial considerar además del proceso, el marco donde se produce esa comunicación. Lo que implica indagar aspectos vinculados con tecnologías y medios, sus relaciones económicas, políticas, culturales y sociales. Estos procesos se inscriben, pero además modelan y construyen, dentro de un marco mayor. Un marco relacionado con todo el pensamiento y la vida de una época: me refiero al marco civilizatorio, socio-cultural, político y económico que constituye la matriz del espacio cultural donde se produce el fenómeno comunicacional objeto de estudio. Este último punto quizás es clave para encontrar una visión totalizadora o global en la que se inscriben los procesos comunicacionales. Esto no significa adoptar una actitud escéptica o conformista respecto a la irreversiblilidad de la lógica civilizatoria, sino más bien reconocer la génesis donde se produce la comunicación para poder comprenderla. Debemos considerar, además, que la dimensión compleja de la comunicación trasciende un único ámbito disciplinar y, por tanto, debe ser ubicada en el ámbito de las ciencias sociales y humanas como área del conocimiento más allá de las disputas de legitimación entre una u otra disciplina. En este sentido, del mismo modo que otras disciplinas en las ciencias sociales, la comunicación realizó el intento de legitimarse como ciencia a través de la 'Teoría de la información'. En búsqueda de esta autonomización disciplinar se dejaron de lado muchos de los aspectos contextuales imprescindibles para la comprensión del fenómeno comunicacional. Ya no puede pensarse la comunicación sin aportes de la historia, política, antropología, semiología, economía, sociología, psicología, y fundamentalmente de la filosofía como insumos necesarios e imprescindibles para comprender los procesos de comunicación. También es clave en la perspectiva crítica considerar a la economía, más precisamente recuperar la relación entre economía y política. Esta ausencia - presencia de miradas pareciera poner en evidencia que estamos sujetos a modas que inagotablemente expiran cuando un investigador u otro recupera tal o cual autor. Falta reflexión, conocimiento y seguimiento sobre nuestra propia historia y nuestras prácticas. Hace falta una madura discusión con el tema pero también con el modo de conocer la comunicación armonizados en un 'para que investigar' que permita el avance de la investigación crítica. Un 'para qué investigar' que parece que se ha diluido en la desesperanza y la desilusión. ¿Acaso hemos perdido la esencia de la investigación crítica de proponer para mejorar? Hoy más que nunca es necesario recuperar el 'para qué investigar' desde una discusión madura. Quizás el para qué investigar ya no sea el mismo de los setenta, pero ¿sabemos cuál es? Es un desafío importante pero impostergable. El 'para qué investigar' nos remite inmediatamente a pensar en posibilidades de intervención. La generación de propuestas de acción, es decir de intervención que podrá ser macro o micro según el proceso de comunicación que abordemos y el contexto en el que se plantee. El acceso al poder del gobierno democrático popular marcó una urgencia para la intervención macro que en actualidad se ve como lejana. La posibilidad de diseñar políticas de comunicación que articularan las funciones del estado con el bienestar general fue un atractivo desafío. ¿Pero es que por la falta de acceso al poder político debemos olvidar la importancia y necesidad de estas políticas de comunicación? ¿No deberíamos recuperar la temática y promoverla en cuanto foro sea posible? Es parte necesaria de una revisión histórica. Algo similar ocurre a nivel micro con la dimensión educativa que se depositó en los setenta en la comunicación y las organizaciones populares. ¿Es que la dimensión educativa se ha perdido? ¿Estas experiencias no pueden superarse? ¿No hay formas de intervención que podríamos generar? ¿Cuál es la dimensión educativa de la comunicación que debiéramos profundizar? Tal vez existe la idea de que uno puede tomarse todo el tiempo para pensar la comunicación pues no hay urgencias en la planificación de políticas o prácticas de intervención social. Este es un punto que se debería reconsiderar. 'Pensar la comunicación' es imprescindible pero también lo es generar propuestas de acción e intervención. La falta de urgencia de intervención puede llevar a la ilusión de que se tiene todo el tiempo por delante. Grave error, porque los esfuerzos de intervención deben darse en instancias micro o macro de acuerdo a las posibilidades que surjan. Es tiempo de volver sobre la historia de la investigación de la comunicación, reflexionar sobre nuestras prácticas, considerando el hecho de que estamos en un período de crisis, ebullición y cambio. ¿Cuál es el lugar dónde investigar? En los sesenta y setenta, los espacios de producción crítica se ubicaban preferentemente fuera de las instituciones públicas. Las políticas de los gobiernos de facto lo determinaban así. Hoy, la realidad en Argentina es otra, existe un gobierno democrático, pero con la desocupación y las carencias económicas, los intelectuales se debaten entre el adecuarse al mercado, la crítica y la subsistencia. El proyecto neoliberal imperante condiciona también la ideología académica institucional y el mercado laboral profesional. Se está imponiendo una forma de trabajo. Una lógica de funcionamiento que más allá de la moda, se caracteriza por la lucha del mantenimiento de la posición personal en el mercado intelectual. La fuerza que otrora se depositaba en el compromiso ideológico - político, de transformación social, es hoy de posicionamiento individual en el campo laboral. Estamos en un estado de emergencia y supervivencia económica donde, además, lo superficial, la estética ,el simulacro, la imagen, el hedonismo junto a la falta de futuro son imperantes y las instituciones públicas o privadas no existen fuera de esa lógica. En el marco de lo privado, las instituciones con fines comerciales, entre ellas muchas universidades privadas, regidas fundamentalmente por la lógica mercantil, no son el campo propicio para la investigación crítica. Quedan como recuperables las instituciones privadas, que impulsadas por educadores, pensadores o intelectuales críticos, mantienen con gran esfuerzo espacios de disputa a la lógica del mercado se trata de centros de estudios, organizaciones no gubernamentales, fundaciones o centros de educación religiosos, que aún mantienen su mirada y compromiso con los sectores populares. En cuanto a las instituciones públicas, la lógica de la productividad mercantil las está cruzando totalmente. La propia universidad pública argentina, en plena transformación y adecuación a esta lógica mercantil, refuerza e impulsa el modelo de producción y reproducción numérica olvidando la calidad de lo producido. Finalmente y aún así con todo lo que ello implica, hoy más que nunca, la Universidad Nacional como institución pública debe preservarse como espacio para el libre pensamiento y la generación de conocimientos. Es esencial sostener un amplio trazo de libertad intelectual, más allá de disputas disciplinares para posibilitar la generación de conocimientos y propuestas. Son tiempos en que es prioritario escuchar, pensar, discutir, compartir, crecer y producir. Es fundamental crear espacios de discusión y reflexión colectiva y así poder romper con los prejuicios teórico metodológicos y alguna puja mezquinas de posicionamiento individual. Hoy más que nunca los esfuerzos deben orientarse a la permanencia y desarrollo de temáticas críticas en la universidad pública justamente, como forma de romper con el dominio académico que responde a la lógica mercantil de la época. Bibliografía
Notas
Comunicación, celebrada en la Universidad de Cartagena (Colombia), en mayo de 1999 |
|